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29 oct 2011

the letter of the goodbye of henry miller to anaïs nin

en un canal de un programa de literatura dirigido por intelectuales argentinos, se decía allí que henry miller tenía la extraña habilidad -que no tenían muchos escritores- de versificar en prosa y citaban como ejemplo párrafos de su novela "primavera negra". aquí, en esta carta, miller le dice adiós a anaïs nin dentro del más profundo amor que le tenía y aún en esas terribles y duras circunstancias emocionales no se olvida de la gran literatura que le fluía de su privilegiado cerebro y crea una poesía que ya quisieran tener los devaluados poetas que el nobel premia y cuyas letras que estos realizan, ni emocionan, ni dicen nada significativo por su falta de contenido pasando rápidamente al olvido de la historia.


el libro "una pasión literaria" reúne la correspondencia entre anaïs nin y henry miller entre 1932 y 1953.

 mi querida anaïs

¿qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en las sábanas. nunca has sido mía. nunca pude poseerte y amarte. nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo incansable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. qué son el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de june y de mis amantes. anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. no creo que exista en la historia del hombre y de la mujer, un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. el recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. el recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. te deseo. te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad, con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.
mi querida anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando june se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. adiós, anaïs, adiós. ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. adiós.

tuyo siempre

henry.

3 comentarios:

  1. y sí, es cierto. el tal tomás tranströmer tendrá por ahora sus cinco minutos de fama y los snobs comprarán apurados sus libros que luego olvidarán leer. vamos a ver quién lo recordará dentro de un par de años.

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  2. En estos tiempos hasta los libros y los versos son desechables, dicen palabras tan vacías que no tienen memoria.

    Un abrazo.

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  3. ¿y por qué crees que está así de mal el mundo, malquerida?

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