It were not Draco

 

Después de bastante tiempo sin poder salir de casa... (salud, dinero y amor parece que se juntaron para irse de juerga), ayer me encontré con una de mis vecinas. Una señora estupenda que vive en el ático, muy culta y educada y que ha vivido en montones de lugares del mundo, desde sudáfrica hasta el reino unido pasando por... ¡uf! montones de sitios que suenan a película... Y, por supuesto, nos pusimos a hablar un ratito...

Recuerdo haber estado en su casa y ver fotografías de ella cuando era joven: una mujer increíblemente bella que todavía guarda ese aire misterioso, ese aura que la envuelve allá donde quiera que va...

Charlando, charlando, salieron temas un poco más curiosos de lo habitual y, al llegar yo unos minutos después a casa de mis padres, les hablé de aquellas mini-aventuras que siempre cuenta y que siempre dejan a uno con la boca abierta. Entonces mi padre recordó un detalle: "¿y no te habló del día en que le apareció un escorpión en la azotea?". Yo me quedé de piedra, porque en esta zona es muy raro que haya bichos de esos... En ese momento, mi madre le recordó a mi padre que la única vez que fué de pesca y pescó algo, precísamente apareció en el anzuelo un escorpión... (ni que decir tiene que aquel día se le fueron las ganas de volver de pesca y regaló la caña y todo lo demás).

Yo sé que la historia del escorpión en la azotea de mi vecina, como quien dice "un escorpión unos metros por encima de mi cabeza", no puede ser ninguna mentira. Así que aunque no lo haya visto, me lo creo a pies juntillas y, aunque sólo sea por esta vez, no voy a dudar y decir que "a ver si ese escorpión en realidad era Draco disfrazado"...

(¡Uys!... se me ponen los pelos de punta pensando que había un escorpión ahí arriba!)