Páginas

10 abr 2015

el marqués de sade filosofa. danger!

¿se debe dar limosna, ayudar al mendigo y a quien lo necesite? este es un asunto del que se han ocupado no sólo los sociólogos, los políticos (hay un eterno debate sobre esto entre facciones de derecha e izquierda) o los religiosos; si no también, entre la ciudadanía de a pie. el marqués de sade se pronuncia al respecto.

obra: historia de aline y valcour

autor: el marqués de sade

carta xxxix

déterville a valcour

vertfeuille, 24 de octubre

...................

"el otro día (leonore) vio a mme. de blamont ayudar, según su costumbre a los pobres que venían a implorar su socorro y se burló de este acto con una dureza que no agradó a nadie. llegó incluso hasta negarse a imitar a su madre. mme. de blamont le preguntó el motivo con un poco de humor.

-vos misma habéis sido desdichada, le dijo esa mujer dulce y compasiva, ¿cómo es posible que semejantes pruebas no os haya enseñado a socorrer al infortunado?

ella respondió que obraba por principios, como en todas las demás ocasiones de su vida. que no había nada más peligroso que las limosnas. que solamente servían para mantener la miseria y la holgazanería, para multiplicar en el estado esa plaga espantosa conocida bajo el nombre de mendicidad que lo mancha y lo deshonra. que si todos los corazones estuviesen cerrados como el suyo a esta inútil compasión, estos desdichados, seguros de vivir a costa de los inocentes, no abandonarían su oficio, su patria y sus padres, a quienes hacen desgraciados al privarles de su socorro... que un hombre, dotado de todo lo necesario para ser un excelente obrero se convertía en un vago gracias a la costumbre de ser socorrido sin hacer nada. que le resultaba mucho más fácil aprovecharse de sus males que ponerse en condiciones de no padecerlos, de donde resultaba que lo que se creía una buena obra se convertía entonces en una muy mala.

-precisamente porque he sido desdichada, continuó, he podido ver que cabía mejorar la propia suerte sin tener necesidad de los demás, y si las ayudas que a veces he encontrado, como las de gaspar o bersac, me hubiesen sido negadas, hubiera desarrollado más destreza y más actividad para contrariar los golpes de la fortuna y tornarlos en mi favor. ¿sabéis vos, prosiguió dirigiéndose a su madre, en qué se convertirá el hombre a quien habéis dado esa limosna? si algún día le falta vuestra caridad se convertirá en ladrón. acostumbrado al ocio, habituado a ver cómo le llegaba el dinero sin más molestia que la de pedirlo honradamente, lo exigirá pistola en mano cuando no cedáis a sus súplicas.

-todo esto son sofismas del espíritu, respondió mme. de blamont, pueden ser ciertos, pero no me gusta verlos en vuestro corazón. aunque el hombre que me pide sea pobre o no, aunque la limosna que yo le haya dado esté bien o mal empleada, me ha emocionado vivamente con su súplica, me ha hecho experimentar un goce sensible al socorrerlo y este es motivo suficiente para que yo ceda. si ese desgraciado es un vago, es aparentemente porque le cuesta trabajar, de esta forma yo le proporciono una alegría mayor aún. ahora bien, el placer que yo siento al dar depende del que proporcione, luego esto no me hace ser menos feliz. ¿qué digo? me hace mucho más feliz ya que he proporcionado al vago que he socorrido una alegría mayor de la que proporcionaría al laborioso. pero supongamos por un instante que, como decís, sea un mal el sostener la holgazanería, ¿no es un mal mucho mayor no ayudar al infortunado? pues yo prefiero incurrir en un mal pequeño para prevenir uno enorme que cometer un daño enorme por haber temido uno pequeño.

-no existe ese daño enorme en no confortar al infortunado, respondió leonore, solamente existe el inconveniente de dejarle todas sus energías junto a los peligros muy reales que acabo de explicaros. el daño enorme que produce es el de llevar todos los días al cadalso a unos cuantos desgraciados. es, pues, enorme ese mal, no podría ser mayor. pero sea como fuere lo cometéis, según decís, porque os proporciona placer.

en primer lugar se puede negar ese placer o, al menos, no sentirlo como vos. pero admitiéndolo, ¿qué bien habéis realizado en esta acción ya que solamente habéis trabajado para vos? ¿acaso el egoísmo es una virtud? ¿y no se convierte en un vicio muy peligroso cuando puede ser causa de la muerte casi inevitable del infortunado que acaba de serviros proporcionandoos ese placer? prosigamos, voy a suponer que hoy tenéis cien luises que tirar por la ventana. por una parte, podéis comprar una joya, por la otra, llega un desdichado. después de haber reflexionado un instante renunciáis a poseer la joya y socorréis con este dinero al hombre que viene a imploraros, ¿creéis que habéis realizado una buena acción? lo que habéis hecho es ceder, sin duda a la emoción más imperiosa, os sentíais más satisfecha con el placer de sacar a ese hombre de la miseria, de merecer su gratitud que por el de procuraros la joya, habéis escogido lo que os producía mayor contento y solamente habéis trabajado en vuestro provecho, luego la limosna que acabáis de hacer no es ninguna gran acción... una voluptuosidad satisfecha que ni siquiera tiene la apariencia de una virtud. pero, ¿en qué quedará esta decisión cuando, después de habérseos probado que nada tiene de bueno, se os haga ver todo lo que puede tener de funesto? al pagar la joya mantenéis a la industria, estimuláis las artes. al preferir la limosna solamente habéis hecho un holgazán, un ingrato o un libertino que, si, como acabo de deciros, no encuentra mañana una bolsa abierta como la vuestra, irá a hacérselas abrir a golpes de puñal. vuestra negativa, vuestra resistencia, todas las emociones verdaderamente virtuosas que preferís calificar de dureza, devolverían a ese desdichado la energía que la limosna le arrebata. si todo el mundo le rechazase como vos iría a buscar trabajo y vuestra pretendida dureza recuperaría un hombre para el estado, mientras que vuestra beneficencia mal entendida lo envía tarde o temprano al cadalso. pero vamos a dejar de comparar esa joya con la supuesta limosna, vayamos más lejos, supongamos que se trata del placer soso e imbécil de hacer con este dinero cabrillas sobre el agua. ¡pues bien! afirmo que dedicándoos a esta puerilidad habréis cometido sin duda un mal menor que sosteniendo la holgazanería, ya que, tanto en una como en otra suposición, el dinero está perdido para vos, pero en el primer caso, sin ningún inconveniente, mientras que en el segundo los inconvenientes son legión, sea cual sea vuestra destreza para disfrazar esta segunda acción con los nombres pomposos de beneficencia y de humanidad. como si el espíritu de esas virtudes no consistiese mucho más en ser duro en un momento dado para salvar a los hombres que en ser compasivo para destruirlos.

-todo lo que queráis, dijo mme. de blamont, pero estáis discutiéndome la clase de placer que se experimenta al confortar al desdichado y no me gusta que lo hagáis.

-¿y por qué, señora? respondió vivamente leonore, ¿acaso todas nuestras almas están hechas de la misma manera? ¿deben todas sentir las mismas cosas? la compasión sólo actúa sobre ellas en función de su blandura. cuanto más vigor tenga el individuo, menos susceptible es de esta clase de conmoción, de donde resultaría, como habréis de concederme, que el alma menos abierta a la compasión sería indiscutiblemente la mejor organizada."

8 comentarios:

  1. La verdad que es una respuesta llena de sabiduria y estoy de acuerdo, aunque, pienso que se puede ayudar, pero de otra manera, ofreciéndoles medios.

    Muchos besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. en las películas antiguas de las décadas del sesenta y el setenta, la mendicidad tiene un aura de cierto romanticismo donde casi siempre culpan a la abusiva autoridad de su condición.
      en mi país la mendicidad es un trabajo organizado hecho por adultos que explotan generalmente a niños a quienes les enseñan un guion y la forma de comportarse con el fin de causar dolor y así obtener más dinero de los incautos contribuyentes.
      yo estoy de acuerdo con ayudar a gente que lo ha perdido todo o casi todo debido a un desastre natural como una avalancha, un terremoto, tsunami o una helada de grandes proporciones, etc; y que esta ayuda sea organizada y canalizada a través del estado.; ya que esta ayuda es simplemente de carácter temporal y servirá para que esta gente tenga un respiro para luego organizarse y seguir adelante con sus vidas como siempre lo han hecho.
      pero ayudar a citadinos mendigos crónicos que suben a medios de transportes públicos, muchas veces coaccionando emocionalmente con tristes historias dignas de los teleculebrones de televisa, y que de seguro viven mejor que uno, no.

      también muchos besos para ti.

      Eliminar
  2. Es verdad, mucha gente vive a costa de explotar el sufrimiento. En este país muchos "mendigos" ganan cantidades estratosféricas con lo que recaudan mostrando sus miserias humanas a gente sensible que no sensiblera.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. recuerdo que una vez, hace algunos años ya, filmaron a una "mendiga", regresando en taxi a su casa luego de un "arduo" día de trabajo pidiendo limosna en el centro de la ciudad.

      un abrazo.

      Eliminar
  3. Mi padre es un enemigo firme de la mendicidad por parte de los niños. Recuerdo que un vez mi mamá le otorgó unas monedas a un chiquillo, mi padre enojado la reprimió:
    "Deja de darles dinero, porque los papás como ven que traen dinero, hacen que los chiquillos mendiguen más mientras los papás los esperan en la sombra".

    Desde ahí no es algo que hagamos en mi familia.

    Saludos Draco!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. lo peor es que hasta bebés de pecho que ni siquiera son suyos utilizan para estos fines.

      saludos.

      Eliminar
  4. Hola Draco , yo pienso como aquel , que decia toma un pez , que yo te dare una caña para enseñarte a pescar , ya que no es lo mismo que te den de comer a tener que buscarte tu mismo la comida , yo no digo que no se les ayude , pero también te digo que con la lastima le chupan la sangre a todo buen samaritano ¿ No, crees ? paso a saludarte y a decirte , que ya estoy en casa ... Ya que estado una semana ingresada en el hospital y la verdad es que no he tenido casi tiempo , de saludaros a todos , estoy poco a poco en ello , jajajajaja .
    Te deseo una feliz tarde , besos de Flor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. me alegra sobremanera que ya estés en casa y que las cosas vayan saliendo muy bien para ti. es lo más importante.

      también te de deseo un feliz día, besos

      Eliminar

Y tú ¿qué opinas?