(Como no tengo foto apropiada, subo una de mi amigo Francisco Lapuerta del blog バルセロナ ブログ
Hoy he ido al cine. Ya no me acuerdo la última vez que fui antes de esta tarde, pero creo que la experiencia no tiene nada que ver en absoluto...
No iba sola; me habían invitado mi hijo y su novia. Y sí, claro, me ha gustado la película; es más, tenía muchas ganas de verla... Me ha gustado mucho saber que si yo escribo algo así como... llamémosle bodrio..., y consigo que se haga película de ello, podrá salir en la gran pantalla y competir con otras cosas. Eso es bueno ¿no?; al menos por eso vale la pena ver ciertas películas...
Pero también hay que ver cómo ha cambiado eso de ir al cine.
Recuerdo que antes, si ibas al cine, solamente había dos "categorías": las aptas para todos los públicos, y las que eran prohibidas para menores. Resulta que ahora, cuando vas a la taquilla, si tienes más de 25 años pagas más. Creo que empiezo a saber por qué resulta que la mayoría de la gente que conozco nunca va al cine.
Después está lo de ir a comprar algo "para comer". No sé muy bien la razón; hambre no tenía ninguna y no compré nada, pero antes de empezar la película estaban todos comiendo palomitas de maiz y creo que aquello, a pesar de que las odio, se debía contagiar (las ganas de comerlas). Estuve a punto de quitarle el bote de palomitas a mi hijo, pero ¡pude aguantarme! (menos mal!, algo es algo...).
Entrar en el cine y ver montones de puertas en las que son diferentes salas es también algo muy distinto a lo que era antes, en aquellos enormes salones. Ahora, si me apuras, no caben en una de ellas la mitad de los componentes de mi familia un día de fiesta, cuando se les da por juntarse a todos.
Pero también hay cosas buenas, no vayamos a pensar... Sí: ahora resulta que han puesto más altavoces; debe ser para que uno salga más aturdido (ya sé porqué iba tan atontada y no veía los escalones). Los bancos son de esos de "aquí te pillo, aquí te mato", o sea, que como no sientes el culo a la primera, se te cierran y te pillan en el medio ¡a ver después cómo sales de allí! Porque lo que no vi por ningún lado fue a los famosos "revisores" con sus linternas, que siempre te podían echar una mano, o echarte del cine... Claro, es que debieron sustituirlos por más lámparas, y ya no las apagan cuando empieza la película... Eso creí, y hasta se lo pregunté a mi hijo: ¿no apagan las luces cuando empieza la película? Es que ya iban llegando a la mitad y... y en esas se levantó su novia, que ya había visto la película una media docena de veces..., salió de la sala...; cuando volvió, ni medio minuto tardaron en apagarlas ¿es que hay que avisarles?, pensé yo. Pero no dije nada... Deben estar muy ocupados con tantas salas y sin revisores que no se enteran de si ha empezado la película y debe ser normal que alguno de los que están allí les tenga que avisar.
Pero, volviendo ya a lo demás... No le voy a echar la culpa a la película, no... Estaba yo allí sentada, en el gallinero (antes se le llamaba así, y yo nunca me había sentado en él, pero los chicos dicen que es allí en dónde suelen sentarse, así que no les iba a hacer un feo; la sala estaba vacía, pero ellos querían estar allí, pues allí), cuando pregunto que qué pasará al llenarse la sala de gente (es que me habían dicho que dejase el abrigo en el asiento de al lado) dice que no se iba a llenar...; vale, les dije, aunque yo sabía que eso no podía ser: siempre que voy al cine, la cabeza más alta de todas se sienta delante de mí y, aunque en ese momento no había nadie más que nosotros..., la cosa era que tenía que cumplirse o no sería natural. Y así fué: unos minutos después entró una pareja, la chica bajita, el chico, jirafo... y se sienta... exactamente delante de mi. Como yo ya había avisado a los chicos, pues se miraron el uno al otro, algo así como incrédulos. Les dije que no pasaba nada, que ya estaba acostumbrada. Me dijeron que nos cambiasemos de sitio ¿para qué, si la máxima se cumple siempre y si no fuera ese entraría otro más tarde y se sentaría delante de mí?.
Sin embargo, nada impidió que la película comenzara y terminara. Y que me durmiera. Bueno, yo no: primero se me durmió un brazo. Mueve que te mueve, lo desperté. Pero no tardaron en dormírseme las piernas... Esas debió ser que no veían la pantalla por más que las moviese y siguieron casi roncando... hasta la hora de salir.
Pero ¡oh, las películas de ahora! Resulta que se han inventado algo que no tokiski sabe, y es que cuando parecía terminarse, no se había terminado. Aparecieron los créditos, letras y letras superaburridas que hacían juego con el dormitar de mis piernas... y , al terminar las letras ¡voilá! tres o cuatro minutos más de película, que los otros que entraron después y salieron antes se perdieron (yo no; es que me había leído el argumento en nosequepágina de internet y sabía lo que pasaría...)
Lo más curioso, y de lo que mi hijo no se enteró, es que lo más interesante de la película era lo que pasaban en los trailers. Bueno, no es que fuera lo más interesante, pero es que poco más había en la peli... Sin embargo, una de las secuencias más curiosas y divertidas (eso que no se trataba de ninguna comedia) la vi en el trailer montones de veces en la tele..., pero en ningún momento apareció en toooooooooooooda la película....
Y ahora casi mejor que me vaya a dormir, no sólo el brazo o las piernas, si no todo... ¿El título de la película?, pues creo que da lo mismo, porque aunque fuera otra, seguramente las piernas se me volverían a dormir... y yo, aquí, os volvería a aburrir...
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Foto © Francisco Lapuerta Amigo http://baruserona.blogspot.com/
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Foto © Francisco Lapuerta Amigo http://baruserona.blogspot.com/
sí, ya lo del cine ha cambiado bastante. ahora se llama multicine porque hay como veinte salas para ver las películas; no permiten que uno compre fuera nada para comer o beber porque te obligan a hacerlo adentro; y sí, los asientos son espantosos (yo practicamente me echo en ellos)
ResponderEliminarlo bueno de tu ida al cine es que has compartido un momento importante con tu hijo y su novia y nos has relatado la experiencia. un beso.
Bueno, no tanto como eso. La sala, para no variar, era la última, jajaja, pero lo de comer lo compraron afuera (cosa que antes no dejaban, pero parece que ahora si). Lo de los asientos es verdad, y creo que si se me durmieron las piernas fue por ellos ¡apenas caben las piernas en ese espacio!, por muy acolchados que estén y tengan un lugar para poner la botella del refresco que lleves... Muaks!
ResponderEliminarOye, ¿sabes que me gusta mucho la foto que he subido en este post? Tengo que volver a darle las gracias a Francisco.
ResponderEliminarje, la fotito va a confundir al respetable porque van a pensar que has ido a ver una de "king kong".
ResponderEliminar¡Es lo que encontré! Si pongo tu foto pensarían que fui a ver una de piratas, jeje
ResponderEliminarje.
ResponderEliminarAquí pasa lo mismo, siempre que entro al cine pregunto a mis hijos porqué el sonido es tan alto, yo creo que por eso no me gusta ir al cine, igual como por comer no porque tenga hambre.
ResponderEliminarUn beso.
Perdón por la tardanza.
¡Feliz Año a los dos!
Me habéis hecho recordar la época en que iba al cine, hombre, cuánto tiempo ha pasado...
ResponderEliminarJolín, pero que me he puesto español, pero que quede claro que es porque vengo del blog de una amiga meiga.
Un cariño a ambos.
HD
NO puedo ir al cine xq siempre que voy quiero comer canchitaaaa!!! y estoy a dieta!
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOO!
jajajaja
Beso!