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calvin spender apuró su taza de café y se pasó el dorso de la mano por la boca. eructó ruidosamente y después comenzó a llenar una pipa con tabaco deshecho. rascó una cerilla sobre la parte superior de la mesa y manteniéndola sobre la pipa chupó ruidosamente hasta que oleadas de humo acre surgieron de su boca.
dora spender estaba sentada al otro lado de la mesa frente a su esposo, sin haber tocado apenas el desayuno. tosió ligeramente y entonces, al ver que sobre las cejas de calvin no aparecía ningún ceño fruncido, dijo:
-¿vas a seguir cavando el pozo esta mañana, calvin?
calvin fijó en ella sus pequeños ojos enrojecidos, y dijo, como si no la hubiera escuchado:
-ponte a trabajar en seguida. tienes que limpiar todo lo sucio.
-sí, calvin -murmuró dora.
calvin carraspeó, aclarándose la garganta, y aquella acción hizo que su manzana de adán se moviera convulsivamente bajo los pliegues rojos y fláccidos de su cuello. se levantó y se dirigió hacia la cocina, pegándole una patada al gato, lleno de pelo, que había estado cómodamente echado ante la puerta.
dora se le quedó mirando y por milésima vez se preguntó qué era lo que calvin le recordaba. no le hacía pensar en otra persona. se trataba de algo más. a veces parecía como si la contestación estuviera a punto de saltar en su mente, como ahora mismo, cuando calvin había carraspeado. pero siempre se detenía justo antes de llegar a su conciencia. resultaba muy molesto saber con tanta certeza que calvin tenía el aspecto de algo diferente a sí mismo, sin poder saber lo que era ese algo. sin embargo, dora sabía que algún día encontraría la contestación. se levantó rápidamente de la mesa y comenzó a realizar sus tareas.
a medio camino entre la casa y el establo, un montón de tierra rodeaba un agujero hecho en el suelo. calvin se detuvo ante el borde del agujero y miró hacia abajo con disgusto. únicamente la necesidad podía haberle obligado a emprender esta tarea, pero se trataba o bien de hacer esta excavación o de seguir trayendo toneles y más toneles de agua, un día tras otro, de la granja de nord fisher, a casi un kilómetro de distancia, bajando el camino.
el rebaño de calvin era pequeño, pero la cantidad de agua que consumía era asombrosa. desde hacía dos semanas, desde que el pozo se secó, calvin había estado acarreando agua, y esta desagradable tarea se estaba haciendo cada vez más incómoda a consecuencia de las torpes indirectas de nord en el sentido de que no estaría mal establecer alguna forma de pago por el agua que se llevaba.
a varios metros de distancia del borde del agujero, calvin había hincado una pesada barra de hierro en el suelo, atando a ella una tosca escalera de cuerdas, que se había hecho necesaria cuando el agujero alcanzó una profundidad mayor que cualquier escalera de mano que calvin poseía.
calvin confiaba desesperadamente en que no tendría que cavar a mucha mayor profundidad. calculaba que se encontraba ahora entre los diecisiete y los veinte metros de profundidad, lo que resultaba ser una profundidad bastante común para la mayor parte de los pozos existentes en la zona. su mayor temor radicaba en encontrarse con una capa de roca cuya extracción exigiría los servicios de un equipo de excavación. tanto sus fondos como su disponibilidad de crédito resultaban demasiados bajos para una aventura de esa clase.
calvin cogió un cubo atado a una larga cuerda, y lo bajó al fondo del agujero. la agotadora tarea de dora consistía en elevar el cubo a mano, después de que calvín lo hubiera llenado en el fondo del pozo.
refunfuñando entre dientes, calvin vació la pipa y empezó a bajar por la escalera de cuerda. cuando llegó al fondo del pozo y llenó el cubo. dora ya tendría que estar arriba. si no estaba, le oiría.
desde la casa, dora vio cómo calvin se disponía a bajar al pozo y trabajó con una desesperada celeridad para terminar sus tareas domésticas. llegó junto al borde del agujero justo en el momento en que un seco grito desde abajo indicó que el cubo ya estaba lleno.
reuniendo todas sus fuerzas, dora elevó el cubo, lo vació y lo volvió a bajar por el agujero. mientras esperaba la segunda carga, examinó el contenido del primero. se sintió desilusionada al ver que sólo mostraba la humedad normal de la tierra a aquella profundidad. el agua no aparecía por ninguna parte.
a su manera, dora era profundamente religiosa y cada diez cubos que subía murmuraba una urgente oración pidiendo que hubiera más agua que tierra en lo que subía. había decidido rezar cada diez cubos porque no creía que fuera de buen gusto molestar a dios a cada cubo. también variaba las oraciones que rezaba, teniendo la sensación de que si repetía siempre la misma, dios podría terminar por aburrirse.
en esta mañana, cuando elevó el décimo cubo cargado, rezó:
-dios mío, por favor, que algo suceda esta vez... que suceda algo realmente bueno esta vez, para que no tenga que seguir subiendo tanta tierra.
y algo sucedió casi inmediatamente. cuando la cuerda se aflojó en sus manos, indicando que el cubo había alcanzado el fondo del pozo, un grito de terror llegó desde abajo y la escalera de cuerda se agitó violentamente. los gritos de temor mortal sonaban débilmente y la escalera de cuerda se tensó con una pesada fuerza.
dora se arrodilló y miró hacia abajo, en la oscuridad.
-¡calvin! -gritó. ¿estás bien? ¿qué ocurre?
después, con una rapidez asombrosa, calvin salió literalmente disparado del pozo. al principio, dora no estuvo segura de que se tratara de calvin. el aspecto rojizo de su rostro había desaparecido; ahora mostraba un color amarillento verdoso. estaba temblando violentamente y tenía dificultades para respirar.
debía haber sufrido un ataque al corazón, pensó dora, y trató de suprimir con energía la oleada de alegría que la invadió.
calvin estaba echado sobre el suelo, jadeando. finalmente, consiguió recuperar el control de sí mismo. bajo circunstancias normales, calvin no conversaba con dora, pero ahora parecía ansioso por hablar.
-¿sabes lo que ha pasado allá abajo? -preguntó con voz temblorosa-, ¿sabes lo que ha ocurrido? todo el suelo del pozo se vino de repente abajo y me quedé allí, de repente, suspendido en el aire. de no haberme agarrado al último peldaño de la escalera de cuerda... ¿cómo puede ser? ¡ése agujero tiene que tener varios cientos de metros por la forma en que se vino abajo!
calvin siguió hablando, pero dora ya no le escuchó. estaba llena de reverencia por la forma notable en que dios había contestado a sus rezos. si el pozo ya no tenía suelo, no tendría que seguir subiendo más cubos de tierra.
cuando calvin se recuperó, avanzó a rastras hasta el borde del pozo y miró hacia abajo.
-¿qué vas a hacer, calvin? -preguntó dora con timidez.
-¿hacer? voy a descubrir qué profundidad tiene este agujero. trae la linterna de la cocina.
dora echó a correr hacia la casa. cuando regresó, calvin tenía un gran rollo de cuerda fina que había cogido del cobertizo de las herramientas.
ató la linterna con seguridad al extremo de la cuerda, la encendió, y empezó a bajarla por el pozo. fue bajando la cuerda hasta alcanzar casi los treinta y cinco metros de profundidad y se detuvo. la luz sólo era un débil resplandor en el fondo, y no descubría nada. calvin la bajó otros treinta y cinco metros y en esta ocasión sólo percibió un débil punto de luz que se balanceaba del extremo de la cuerda. calvin fue dejando caer más y más cuerda hasta que ya no pudo percibir la luz y del gran rollo de cuerda sólo quedaron unas pocas vueltas.
-esto tiene casi trescientos metros de profundidad -murmuró, sintiéndose sobrecogido-. y aún no he encontrado el fondo. será mejor subir la cuerda.
pero la cuerda no subió cuando calvin estiró de ella. se puso tirante, pero no obedeció a sus esfuerzos.
-tiene que haberse quedado enganchada en algo -murmuró calvin dando un fuerte tirón.
en contestación, allá abajo se produjo una sacudida, casi tan fuerte como la que él había dado. y que casi le arrebató la cuerda de las manos.
-¡eh! -exclamó calvin-. la cuerda... ¡se está sacudiendo!
-pero, calvin -protestó dora.
-no me contradigas. te digo que hay algo allá abajo, al extremo de la cuerda.
dio otro tirón, y volvió a sentir una nueva sacudida. entonces, ató la cuerda a la barra de hierro y se sentó para considerar la cuestión con más calma.
-no me estoy volviendo loco -dijo, más para sí mismo que para dora- ¿qué puede haber allá abajo, a trescientos metros de profundidad?
a modo de prueba, se inclinó sobre el pozo y tiró ligeramente de la cuerda. en esta ocasión, no percibió ninguna respuesta y rápidamente empezó a estirar. cuando el extremo de la cuerda salió a la luz del día, no había ninguna linterna atada a su extremo. en su lugar, descubrió una pequeña bolsa blanca, hecha de un material parecido al cuero.
calvin abrió la bolsa con dedos temblorosos, introdujo la mano en ella y la sacó con una barra de metal amarillo en su palma y un pergamino doblado. la barra de metal no era grande, pero parecía ser bastante pesada para su tamaño. calvin se sacó la navaja del bolsillo del pantalón y con la punta de la hoja rayó el metal. la hoja del cuchillo mordió en él con facilidad.
-¡oro! -exclamó calvin, temblándole la voz-. debe ser casi medio kilo... y todo a cambio de una linterna. deben estar locos allá abajo.
se metió la barra de oro en el bolsillo y abrió el pequeño trozo de pergamino. calvin lo volvió de un lado y del otro y finalmente lo extendió en el suelo. una de sus partes estaba completamente cubierta por una escritura fina y apretada.
-extranjeros -dijo-. no es extraño que no tengan ningún sentido. pero parece evidente que necesitan linternas.
-pero, calvin -dijo dora-. ¿cómo pueden haber bajado hasta allá? no hay ninguna mina en esta parte del campo.
-¿no has oído hablar alguna vez de proyectos secretos del gobierno? -preguntó calvin burlonamente-. este debe ser uno de ellos. ahora voy a la ciudad y me traeré todo un cargamento de linternas. deben necesitarlas con mucha urgencia. y mientras tanto, quédate vigilando el agujero. no dejes que nadie se acerque a él.
calvin echó a correr hacia la destartalada camioneta que estaba aparcada cerca del establo, y un minuto después se dirigía a la carretera que llevaba hacia harmony junction
dora recogió el trozo de pergamino que calvin había dejado extendido sobre el suelo. no podía entender nada de lo que había escrito en él. todo resultaba muy extraño. si se trataba de algún proyecto secreto del gobierno, ¿por qué se utilizaban los servicios de unos extranjeros? ¿y por qué iban a necesitar linternas con tanta urgencia como para pagar una verdadera fortuna sólo por una?
de repente, se le ocurrió pensar que la gente de allá abajo no sabía que sobre la superficie había personas que hablaban inglés. se dirigió rápidamente a la casa y estuvo revolviendo el desvencijado despacho de calvin, buscando lápiz y papel. mientras buscaba, encontró un pequeño y deshojado diccionario, y también se lo llevó a la mesa de la cocina. a dora no le resultaba fácil deletrear las palabras.
la nota que escribió contenía toda una serie de preguntas. ¿por qué estaban allá abajo? ¿quiénes eran? ¿por qué habían pagado tanto por una vieja linterna?
cuando ya se dirigía hacia el pozo, se le ocurrió pensar que posiblemente aquella gente, fueran quienes fuesen, podría estar hambrienta. volvió a la cocina y envolvió una hogaza de pan y un buen trozo de jamón en un paño limpio de secar los platos. añadió entonces una postdata a la nota, pidiendo excusas por el hecho de no tener nada mejor que ofrecerles. después, también se le ocurrió pensar que como aquella gente parecía ser extranjera y que, por lo tanto, no conocerían bien el inglés, aquel pequeño diccionario les podría ser de alguna ayuda en el proceso de descifrar su nota. así pues, añadió el diccionario al pequeño paquete que había hecho con el paño de cocina.
dora tardó bastante tiempo en bajar el cubo, pero finalmente la cuerda se tensó en sus manos y se dio cuenta de que el cubo había llegado al fondo. espero unos momentos y después estiró de la cuerda con suavidad. pero la cuerda estaba firmemente sostenida allá abajo, y dora se sentó junto al montón de tierra, dispuesta a esperar.
la cálida luz del sol le hacía muy bien a su espalda, y resultaba agradable estar allí sentada, sin hacer nada. no temía que calvin regresara pronto. sabía que nada en la tierra -o bajo ella- podía evitar que visitara unas cuantas tabernas una vez que estaba en la ciudad, y que a cada nueva taberna que visitara todo aquel asunto iría perdiendo importancia para él. hasta dudó de que regresara antes del mediodía.
al cabo de media hora, dora estiró un poco de la cuerda, como probando, pero seguía estando firme. no le importó. raras veces disponía del tiempo suficiente para hacer nada. normalmente, cuando calvin se marchaba a la ciudad, siempre la recargaba de tareas a realizar durante su ausencia, añadiendo a cada orden una amenaza de lo que la esperaba si no cumplía con sus instrucciones.
dora esperó otra media hora antes de dar otro ligero estirón de la cuerda. en esta ocasión se produjo una seca sacudida de contestación y dora comenzó a subir el cubo. parecía ahora más pesado y tuvo que detenerse dos veces para descansar. cuando el cubo llegó a la superficie, comprendió por qué era más pesado.
-¡dios mío! -murmuró cuando vio la docena o poco más de barras de metal en el cubo-. deben tener mucha hambre allá abajo.
en el cubo también había una hoja de aquel extraño pergamino y dora lo recogió esperando ver la extraña escritura de la primera nota.
-bueno, esto sí que es una sorpresa -dijo en voz alta cuando vio que la nota estaba escrita en inglés.
las letras estaban escritas siguiendo la forma de las que estaban impresas en el diccionario, y cada una de ellas había sido escrita con un cuidado meticuloso.
leyó la nota con lentitud, balbuciendo cada una de las palabras en sus labios, a medida que leía:
su lengua es bárbara, pero ese viejo libro de código que nos ha enviado ha permitido a nuestros eruditos descifrarla. nosotros también estamos asombrados por su existencia. ¿cómo han solucionado el problema de vivir a la luz del día? nuestras leyendas nos hablan de una raza que vive en la superficie, pero, hasta ahora, nuestro razonamiento inteligente nos había obligado a ridiculizar esas viejas historias. aún dudaríamos de que ustedes viven sobre la superficie, si no fuera por el hecho de que nuestros instrumentos demuestran sin lugar a dudas que la abertura situada sobre nosotros conduce directamente a la luz del día.
el tosco rayo mortal que nos envió indica que su desarrollo científico es muy bajo. no tiene ningún valor para nosotros, excepto el de ser un artefacto de otra raza. sólo hemos enviado oro como un pago de cortesía.
el alimento que ustedes llaman pan no es aceptable para nuestros sistemas digestivos, pero el jamón no tiene precio. se trata, sin duda alguna de la carne de otra criatura, y estamos dispuestos a cambiar el doble de peso en oro por todo lo que nos puedan enviar. envíe más inmediatamente. envíe también una historia concisa de su raza y arrégleselas para que sus mejores científicos, sean quienes sean, se comuniquen con nosotros.
glar, el maestro
-¡por el amor de dios! -exclamó dora-. son verdaderamente tiránicos. será mejor que no les envíe nada más. no me atrevo a enviarles más jamón. calvin se daría cuenta si desaparece más cantidad.
dora llevó las barras de oro al macizo de petunias que había junto a la casa y las enterró bajo el blando suelo negro. no prestó atención al sonido del motor de un vehículo que se acercó por el camino a una elevada velocidad hasta que pasó junto a la casa con un sonido chirriante que dominó el del motor. se dirigió rápidamente hacia la entrada de la casa, sabiendo ya lo que había sucedido. observó con desmayo las cuatro gallinas, cuyos cuerpos yacían sobre el camino. ahora, calvin la culparía de negligencia y le pegaría hasta dejarla inconsciente.
el temor agudizó su ingenio. quizá si pudiera ocultar los cuerpos. calvin pensaría que los zorros las habían cazado. recogió rápidamente las gallinas muertas y las plumas que había desparramadas por el suelo. cuando terminó, no quedaba el menor vestigio del desastre.
llevó los animales a la parte trasera de la casa, preguntándose cómo podría ocultarlos mejor. de repente, cuando miró hacia el pozo, se le ocurrió la contestación.
una hora más tarde, los cuatro pollos estaban desplumados y cortados. ignorando las otras instrucciones de la nota, envió el abultado paquete de pollos hacia abajo, haciéndolo descender por el pozo.
se volvió a sentar, disfrutando del lujo de no hacer nada. cuando finalmente estiró de la cuerda, recibió una respuesta inmediata desde abajo. en esta ocasión, el cubo resultó ser extraordinariamente pesado y temió que la cuerda pudiera romperse. estaba mareada de fatiga cuando el cubo apareció finalmente sobre el borde del pozo. esta vez había varias docenas de barras de oro y una pequeña nota, escrita con la misma letra precisa que la otra:
nuestros científicos opinan que la carne que nos ha enviado es la de una criatura llamada pollo. este es el alimento supremo. nunca habíamos comido nada tan delicioso. para demostrarle nuestro aprecio, le envíamos un pago suplementario. su libro código nos indica que existe una criatura más grande, similar al pollo, llamada pavo. envíennos pavo inmediatamente. repito: envíennos pavo inmediatamente.
glar, el maestro
-están locos -murmuró dora-. deben haberse comido el pollo crudo. ¿y de dónde voy a sacar yo ahora un pavo?
enterró las barras de oro en otra parte de su macizo de petunias.
calvin regresó hacia las diez de la mañana siguiente. sus ojos estaban enrojecidos y su rostro también. la piel fláccida de su cuello le caía más abajo de lo usual y, ahora más que nunca, le recordó a dora algo que no acababa de captar en su mente.
calvin bajó de la camioneta y dora se encogió, pero él parecía sentirse demasiado cansado como para preocuparse por ella. observó el pozo con aire taciturno; regresó después a la camioneta y la condujo hasta dejarla cerca del montón de tierra. en su interior había un cabestrante con un gran tambor sostenido por un cable de acero.
-prepárame algo de comer -ordenó a dora.
dora se introdujo corriendo en la casa y empezó a preparar unos huevos fritos con jamón. esperaba a cada momento que calvin viniera a exigirle a gritos qué era lo que pasaba con su comida. pero calvin parecía estar muy ocupado en las cercanías del pozo. cuando dora salió para decirle que la comida estaba preparada, descubrió que había realizado una gran cantidad de trabajo. había añadido el tambor al cable de acero. este colgaba sobre una pesada barra de acero que descansaba atravesada sobre el pozo. unas estacas introducidas en el suelo, a ambos lados del pozo, mantenían la barra en una posición inmóvil.
-tu desayuno está preparado, calvin -dijo dora.
-¡cállate! -contestó calvin.
el cabestrante era impulsado por un motor eléctrico y calvin tendió un cable eléctrico desde el motor hasta el enchufe del patio.
cogió de la camioneta una serie de cajas y las instaló en el tambor.
-hay cien -murmuró, más para sí mismo que para dora-. a cincuenta y nueve centavos la pieza. tontos... una barra de oro es suficiente para comprar miles.
calvin apretó el conmutador que controlaba el cabestrante y, de pronto, dora se dio cuenta de algo terrible que no tardaría en suceder. las criaturas de allá abajo no se interesaban en absoluto por las linternas.
él empezó a bajar, y el cable comenzó a chirriar al pasar por la barra atravesada sobre el agujero. calvin cogió una lata de aceite de la camioneta y vertió generosamente el líquido sobre la barra y el cable.
al cabo de poco tiempo, el cable dejó de estar tensado, y calvin detuvo el motor.
-les daré una hora para que carguen el oro -dijo, y se encaminó hacia la cocina para tomar el desayuno que había estado esperando.
dora se encontraba prácticamente en un estado de conmoción. ¿qué sucedería cuando las linternas volvieran a subir con una nota insultante escrita en inglés? era algo demasiado horrible para pensarlo. calvin se enteraría del oro que ella había recibido y estaría casi dispuesto a matarla.
calvin comió su desayuno con toda tranquilidad. mientras tanto, dora se mantuvo ocupada con sus tareas domésticas, tratando con todas sus fuerzas de apartar de su mente aquella terrible cosa que no tardaría en suceder.
finalmente, calvin echó un vistazo al reloj de pared, se desperezó y vació la pipa, golpeándola ligeramente. ignorando a dora se dirigió hacia el pozo. a pesar de su terrible temor, dora no pudo evitar seguirle. era como si un extraño poder la obligara a salir.
cuando ella llegó junto al pozo, el cabestrante ya estaba enrollando el cable. el tambor sólo tardaría unos segundos en aparecer. la sonrisa del rostro de calvin era muy amplia cuando se inclinó sobre el pozo y subió el tambor hasta el borde. sin embargo, una mirada de incredulidad sustituyó su sonrisa cuando miró su contenido. su manzana de adán pareció vibrar y, una vez más, algo en la mente de dora trató de recordar qué imagen pugnaba por surgir en su mente cuando veía a calvin.
este estaba emitiendo unos sonidos uniformes y fuertes, como un ternero perdido. sacó el tambor del agujero y vertió su contenido sobre el suelo. las linternas, muchas de ellas abolladas y con los cristales rotos, formaron un considerable montón.
de un tremendo puntapié, calvin envió las linternas volando en todas direcciones. una de ellas, que llevaba unida una nota, cayó a los pies de dora. o bien calvin estaba tan ciego por la rabia que no la había visto, o bien se imaginó que estaba escrita en el mismo lenguale indescifrable de la primera nota.
-¡eh, tú que estás allá abajo! -gritó, asomándose al agujero-. eres un cerdo inmundo. te cogeré. voy a hacer que te arrepientas por haberme engañado. haré que... que...
se dirigió rápidamente hacia la casa y dora aprovechó para leer la nota:
son ustedes más estúpidos de lo que habíamos imaginado. sus toscos rayos de la muerte no tienen ninguna utilidad para nosotros. ya se lo dijimos. queremos pavo. envíennos pavo inmediatamente.
glar, el maestro.
cuando calvin salió de la casa con su escopeta de dos cañones, dora se guardó la nota sigilosamente. por un momento, pensó que él se había dado cuenta de todo y pretendía matarla.
-por favor, calvin -balbució.
-¡cállate! -ordenó calvin-. ya me has visto manejar el interruptor. ¿lo podrás hacer?
-¿por qué? sí... pero... ¿qué...?
-escucha, estúpida vaca. voy a bajar allá abajo y les voy a ajustar las cuentas a esos sucios extranjeros. tú me envías hacia abajo y luego me subes -y le dio una palmada en el hombro a la mujer-. y si te equivocas en algo, también te arreglaré las cuentas a ti. lo haré a conciencia y a fondo.
dora asintió con la cabeza, sin decir una sola palabra.
calvin colocó la escopeta en el tambor y la deslizó hacia el centro del agujero. después, agarrándose al cable, descendió cuidadosamente al tambor, introduciéndose en él.
-dame una hora de tiempo para acabar con esas ratas, y después me vuelves a subir -ordenó.
dora apretó el conmutador y el tambor empezó a bajar. cuando el cable dejó de estar tensado, paró el motor. se pasó la mayor parte de la hora rezando para que calvin no encontrara a aquella gente de allá abajo, convirtiéndose así en un asesino.
exactamente una hora después, dora puso el motor en marcha. el motor trabajó a toda potencia, como si se encontrara bajo la tensión de un tremendo esfuerzo y el cable parecía extenderse casi hasta el punto de ruptura.
dora respiraba con dificultad cuando el tambor surgió ante su vista. calvin no estaba allí. apagó el motor y se inclinó sobre el tambor, casi esperando encontrar a calvin acurrucado en su interior. pero calvin no estaba allí. en su lugar había un gran montón de barras de oro, y sobre ellas una hoja de pergamino que ya le resultaba familiar.
-están locos -murmuró dora cuando contempló el contenido del tambor. no tenía la menor idea del valor del tesoro que estaba observando. sólo sabía que debía ser inmenso. cuidadosamente se inclinó más y recogió la nota, que leyó con lentitud y precisión, balbuciendo las palabras, como era su costumbre:
ni siquiera el exquisito sabor del pollo se puede comparar con la excelente bondad del pavo viviente que nos han enviado. debemos confesar que nuestro concepto del pavo era bastante diferente, pero eso no tiene ninguna importancia. el pavo ha resultado ser tan delicioso que les volvemos a enviar un pago extra. les imploramos que nos envíen inmediatamente más pavo.
glar, el maestro
dora leyó la nota una vez más para estar segura de que la había comprendido por completo.
-¡vaya! -exclamó al fin, totalmente asombrada, y repitió-; ¡vaya!
Muy buen relato y muy interesante la trama. Un abrazo, amigo Draco, y que tengas una excelente semana.
ResponderEliminartiene su gracia.
Eliminaramiga rocío, un abrazo y que igualmente tengas una excelente semana.
¡Buenísimo! tiene el estilo de Road Dahl y Fredric Brown. Voy a buscar más obras de ese autor. Gracias por hacérmelo descubrir.
ResponderEliminarSaludos, DRACO!
bORGO.
estaba tentado en publicar the landlady // la patrona de roald dahl, una señora media rara que alquilaba un cuarto de su casa y cuyo inquilino terminaba disecado y como adorno en el segundo piso. no lo coloqué porque tiffany ya lo había publicado en su blog y no quise repetir.
Eliminarsaludos.
Vaya. parece que se puede alargar. No piensas que es un final. Piensas a quien más va a echar al pozo.
ResponderEliminarLo bueno de un final es que lo ponga el lector.
un día de estos ensayo algo.
muchísimas gracias
sí, un final abierto, como le dicen. yo también lo había pensado. a mí se me ocurrió más bien tapar ese pozo lo antes posible antes de que esas criaturas se las ingeniaran para salir a la superficie; además, la señora dora tiene que disfrutar de todo ese oro.
Eliminarsaludos.
Genial relato muy imaginativo. El final te deja queriendo más. Te mando un beso.
ResponderEliminarlos textos donde uno quisiera que la historia continuase son los mejores.
Eliminarun beso.
Ostras... Jajaja... A mí se me ocurren un montón de pavos para echar al pozo...no veas el imperio de oro que podría atesorar 😁😁.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia. Casualidad o divinidad... A la mujer el milagro le fue efectivo😋
Abrazos.
yo creo que la mayor parte de las personas en el mundo se harían ricas con tal pozo.
Eliminary la tal dora si se vuelve a emparejar y aquello no le resultara ya tiene el pozo a mano para que el "problema" sea resuelto, je.
abrazos.
Hola Draco, no lo he leído y me intriga.
ResponderEliminarAbrí el post y me vine sin leer nada a los comentarios.
Veré de conseguirlo y luego te cuento que tal.
Se agradece la advertencia, ya me ha pasado varias veces que me develan la sorpresa antes del misterio
Abrazo grande, pirata crack
en esta ocasión la advertencia era por los spoilers que se cuelan en los comentarios, pues el relato corto de suspense y terror lo he copiado completo. puedes leerlo aquí mismo en este post.
Eliminarun abrazo.
Hola querido Pirata!!
ResponderEliminarMe encanta esta seccion nueva de Cuentos cortos.
Muy buena seleccion, porque este y los anteriores te dejan una enseñanza, este seria el que maltrata mal acaba 😉. La pobre Dora fue bien recompenzada por soportar un marido tan cruel.
Te mando un gran abrazo y besos porsupuesto 😊
últimamente he estado leyendo varios relatos cortos de suspense cuyos personajes principales tienen una insoportable y exasperante personalidad tóxica. lo bueno es que acaban muy mal. recuerdo uno donde al final el tipo terminó loco encerrado en el manicomio.
Eliminarbesos más abrazos. que pases un buen fin de semana.
Es impresionante lo que va surgiendo y que Dora entiende mejor a esos seres mejor que su esposo. Seres que a su vez se van revelando como siniestros.
ResponderEliminarRecuerdo esa historia por haber sido adaptada como un episodio de Cuentos asombrosos, de Spielberg. con el título de Acción de gracias.
Y a pesar de conocer el final, disfruté de como está planteado.-
Saludos.
sí, el argumento está muy bien estructurado; y en cuanto a calvin, él es una persona muy atolondrada que se deja llevar por la primera impresión, y ése fue su final.
Eliminarsaludos, y que tengas un buen fin de semana.
Lo que me deja en duda, Pirata es, ¿qué imagen no terminó de aterrizar en la mente de dora?, por cierto. el relato me gusto mucho, es muy bueno
ResponderEliminarBeso
sencillo: ¡la imagen de un pavo!, jajaja.
Eliminarése movimiento convulsivo que calvin hace con su garganta, es el mismo que hace el pavo. el chiste es que al final, esos seres que están al fondo del pozo, creen que cuando se comieron a calvin, se comieron un pavo.
me alegra que te haya gustado el relato.
un beso y que tengas un buen fin de semana.
¿Juras?
EliminarEra predecible el final, lo que sí se me escapó, es que pensé que dora lo enviaría directo, no que él solito bajaría.
Sí, es muy bueno, por fin dora podrá vivir, igual y deberíamos invitarla a visitarte y nos/te cuenta qué ha sido de su vida después del malvado marido que tenía.
Beso y dulces sueños, Pirata
calvin es el arquetipo del tipo violento, que se ofusca rápidamente ante la primera contrariedad y que por lo mismo toma malas decisiones a la primera. él solito bajó para ajustar cuentas sin medir el peligro, y le pasó lo que le pasó.
Eliminardora es más racional y medita más las cosas antes de tomar una decisión.
yo estoy seguro que cualquier futuro sin calvin habrá sido mejor para ella.
un beso e igualmente te deseo dulces sueños.
Muy bueno el relato.
ResponderEliminara muchos les ha gustado.
Eliminarsaludos.
Me ha pasado un poco como a Demi, que vi el capitulo en "Cuentos asombrosos" pero aun así, quería seguir leyendo porque siempre se aprecian mas detalles. Muchas gracias por traerlo Draco, me ha gustado! te deja queriendo un poquillo mas.
ResponderEliminarUn besazo Draco
eso es bueno; pues con los buenos relatos cortos de suspense y terror, uno quisiera enterarse de más.
Eliminarbesos.