en new york existió un restaurant muy exclusivo cuyo nombre era "la côte basque" y era frecuentado por lo mejor del jet set y donde había una ley no escrita que nadie debía incumplir, a saber, "que todo lo que se dijera allí no debería trascender a la opinión pública, bajo pena de
caer en desgracia y ser expulsado de aquel círculo de estrellas de cine, multimillonarios, financistas, políticos etc."
pero existió un escritor con las suficientes pulsiones autodestructivas para hacerlo y ése no fue ningún otro que truman capote, que decidió contar a manera de cuento con el título "la côte basque" y publicarlo en la prestigiosa revista "esquire", la historia de un asesinato que debió quedar en el más profundo olvido.
resulta que utilizando como alter ego el nombre de "lady ina coolbirth" (inspirado en su amiga slim keith de quien tomó los movimientos y su forma de hablar) contó su encuentro con la famosa señora "ann hopkins" (en la vida real llamada ann woodward que fue la esposa de un multimillonario llamado bob, que había sido asesinado en circunstancias extrañas y muy misteriosas en 1955).
ann había llegado a new york a los dieciocho años desde un pueblito perdido de west virginia, donde había estado casada un par de meses con un infante de marina. ella era bella, terriblemente sexy y estaba dispuesta a todo con tal de dejar atrás su vida provinciana miserable. durante la guerra empezó a trabajar como prostituta para los clientes del waldorf astoria y se convirtió en la amante de un abogado de frank costello, gángster violentísimo con contactos notables en el mundo de los ricos y famosos.
gracias a estas nuevas amistades frecuentó los locales más a la moda, y una noche, en "el morocco", se dejó levantar por un soldado de licencia, apuesto, ingenuo y sobre todo extraordinariamente rico. lo llevó a la cama durante una semana entera, en la cual dio pruebas indelebles de su "ars amandi" y se aseguró de quedar embarazada.
bob (que en el cuento aparece rebautizado como david) perdió totalmente la cabeza por esta muchacha tan distinta de las que agradaban a sus padres, y se convenció de estar enamorado cuando comenzaron a llegar sus primeras cartas apasionadas. ann esperó el retorno del soldado para revelarle la inminente paternidad y, en un arranque de genialidad, dijo que no creía estar a la altura de las circunstancias como para casarse con una persona de su clase. pidió un poco de dinero para mantener con dignidad al bebé, y la oportunidad de conocer a sus futuros abuelos. el señor woodward nunca estuvo demasiado convencido con esa chica salida de la nada, pero su mujer, elsie se conmovió ante tanta humildad e impuso el matrimonio para garantizar una respetabilidad a su nietecito. ann intuyó que tenía una aliada sumamente valiosa y comprendió que era el momento de crear un vínculo indisoluble.
se puso en sus manos para que le enseñara buenos modales, estudió con gran empeño francés, aprendió a montar a caballo, a reconocer porcelanas, cuadros y tejidos, tomó mayordomos y tutores para confiar a los otros dos hijos que trajo al mundo mientras tanto, para gran alegría de la abuela. pero bajo esa fachada espléndida, su vida no había cambiado demasiado de aquélla a la que estaba acostumbrada en el waldorf astoria.
capote cuenta que durante unas vacaciones en la costa azul tuvo tantos amantes que llegaron a apodarla lady marmalade, por la costumbre de usar mermelada de cereza en las prácticas de sexo oral. bob ignoraba gran parte de estas aventuras, pero era profundamente infeliz. las relaciones entre ambos se volvieron en poco tiempo inexistentes, y él terminó enamorándose de una prima muy tierna que dejó al novio para corresponder a su amor. pidió entonces el divorcio, pero ann presentó una demanda por 5 millones de dólares. bob no se atrevió a decírselo al padre (que a esa altura ya definía a su nuera públicamente como una puta) y, a la manera de los mejores cuentos policiales, recurrió a un investigador privado.
en poco tiempo, este último logró pruebas fotográficas sumamente comprometedoras, pero cuando bob amenazó a su mujer con mandarla a la cárcel si no aceptaba el divorcio, ella respondió con una sonora carcajada que su padre nunca tendría el valor de exhibir las imágenes de las orgías de la señora woodward. impotente, desesperado y furioso, bob dio carta blanca al investigador para que encontrara otro material que lo liberara de esa situación sin exponer a su familia a la verguenza. fue ésa probablemente la decisión que le costó la vida.
el investigador viajó a west virginia, y después de muchas indagaciones pudo dar con el primer marido de ann, descubriendo que la mujer se había ido de la casa mientras él combatía en okinawa y que los dos seguían estando todavía legalmente casados.
para bob fue como un triunfo. volvió a la carga y le propuso a ann, como alternativa a la evidente nulidad del matrimonio, un divorcio digno, acompañado por una oferta infinitamente inferior a la cifra solicitada. ann fingió agachar la cabeza frente a la derrota pero de inmediato comprendió que la única forma de asegurarse el enorme patrimonio era librarse del marido antes del inevitable casamiento con la prima. pidió quedarse unas semanas más en la casa para arreglar sus asuntos antes de mudarse, comenzó a hacer correr la voz de que la mansión estaba en la mira de los ladrones y compró armas para defenderse en caso de necesidad.
el fin de semana del día del trabajo, dejó libre a la servidumbre y mandó a los chicos a casa de los abuelos, y así esperó con paciencia el momento justo en que su marido estuviera absolutamente imposibilitado de defenderse. lo liquidó de dos disparos mientras se duchaba, después llamó a su abogado y montó la farsa de los ruidos escuchados en medio de la noche, el miedo creciente, los pasos en el baño privado y los disparos hechos a ciegas, con la certeza de darle a un criminal dispuesto a robarla, quizás incluso a violarla y matarla. nadie creyó una versión de los hechos según la cual un ladrón se duchaba cómodamente, pero ann pudo una vez más salir airosa gracias a elsie, que no podía tolerar un escándalo de semejantes proporciones. en uno de los pocos momentos de ternura, capote comenta: "fue por los chicos. ya era bastante trágico para ellos haber perdido al padre, ¿qué sentido habría tenido condenar a la madre por homicidio?"
fue elsie la que manejó a los policias que acudieron al lugar, la que hizo que el cadáver fuera encontrado en el living y no bajo la ducha, la que fabricó las pruebas necesarias para un juicio orquestado en el que ann fue absuelta y todo se archivó como un incidente. elsie continuó invitando a ann a todas las reuniones mundanas y no perdió oportunidad de demostrar públicamente su afecto por su infortunada nuera, cuya vida se había visto signada irremediablemente por el dolor.
el cuento concluye su relato con otras historias de sexo y violencia que tienen como protagonistas a clientes del restaurante, con la certeza de que la verdad no puede hacer daño cuando finalmente es revelada.
la publicación de la "côte basque" suscita de inmediato un escándalo, y las mismas personas que hasta pocos días idolatraban al escritor -a pesar de su carácter oscilante entre el aburrimiento y la euforia, y se deleitaban escuchando sus argucias, olvidando su desesperado disgusto por todo lo que le rodeaba, su creciente voluntad autodestructiva y el abuso de alcohol y cocaína-, le vuelven la espalda. ann woodward lee el relato de la historia que estaba sepultada desde hacía veinte años y enseguida se reconoce en el personaje. recuerda haber leído en alguna parte que la madre de capote se había suicidado con seconal. mientras "esquire" todavía está en los kioskos, compra una gran cantidad de pastillas y se quita la vida.
fuente: antonio monda.
No sabia a que se referían cuando decían Lady Mermelada, debí imaginarlo jaja.
ResponderEliminarGracias por la información, estuvo muy buena la historia.
besos.
Muy interesante esta historia.
ResponderEliminarMalquerida, nuestro blog es un dechado de sabiduría, je.
ResponderEliminarGracias Kassiopea.
ResponderEliminara mí lo que me llama la atención es que pudiera haber una madre que prefiera proteger a la asesina de su hijo -invitándola además a todas su reuniones- con tal de evitar el escándalo.
ResponderEliminarSería, Draco, que de aquella no tenían a Raphael para cantarles "Escándalo"...
ResponderEliminara esas dos no era para cantarles nada, ni las mañanitas.
ResponderEliminar¡una historia bien curiosa! hoy que aquí es verano, y charlamos distraídamente entre amigos, me voy a permitir una sonrisa irónica ante la (in)feliz ramplonería de las grandes damas estadounidenses, con la Monroe a la cabeza..
ResponderEliminarbesos,
y es que pensando en ello, en materia de lujo y glamour las diferencias culturales son insalvables.. entre la inefable ironía de Proust y los graznidos (en esta ocasión, pringosos de mermelada) del pajarraco de Gore, inevitablemente se dejan sentir varios siglos de historia xD
ResponderEliminarmaslama, tal vez el puritanismo de su religión protestante lleve a algunas personas como la tal elsie a ver como una especie de sacrificio la muerte de su hijo en aras de salvar las apariencias y el lugar de privilegio que tenían en la sociedad. saludos.
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