antiguamente se contaban historias legendarias de damiselas encerradas en torreones de castillos donde pidiendo ayuda a gritos querían ser salvadas del maloso dragón que las tenía como su prisionera con el fin de
(¡huy!, eso no lo sé muy bien, ¿alguien me ayuda?) pedir rescate porque si no se la comía (en el sentido más literal donde el término es usado).
bueno, eso era en los tiempos antiguos, porque ahora se ve como el dragón se come (claro que en un sentido muy figurado) a la dama; y ella, muy lejos de gritar pidiendo ayuda, da en su lugar unos alaridos (en medio de unos retorcimientos de placer) pidiendo más, mientras está muy contenta con él, sin querer ni desear que ningún malnacido (por muy príncipe que sea) la rescate.
ella es ilse uyttersprot, alcaldesa de la localidad belga de aalst y miembro del partido europeo, él es su actual pareja, y ambos se encuentran en uno de los torreones del palacio real olite, en navarra, españa.
la damisela, perdón, la alcaldesa, dice que no piensa abandonar la política (sobre todo si permite placeres tan gratificantes a su costo) y que lo suyo ha sido una "payasada y no un error político."
¿a alguna dama le ha picado el bichito de la política al conocer esta noticia?
Vaya Draco, no te aguantaste sin contarlo, jajaja. Mira que le diste vueltas al asunto, jeje, pero muy bueno lo de la damisela y el dragón (a mi me parece que de dragón tiene poco, más bien de chucho, sobre todo por el olisqueo del final...)
ResponderEliminarjajaja
creo carmen, que al final me terminé equivocando y estamos viendo la parte donde la dama gratifica a su caballero por salvarla del dragón. (aunque yo suponía que tal gratificación ocurría muy lejos de donde había estado encerrada.) je. en cuanto al olisqueo final, menos mal que lo que se llevó a sus narices fueron sus dedos y no la braga de la alcaldesa, jajajajaja
ResponderEliminarAún así, Draco; si dragón ni caballero: chucho en toda regla.
ResponderEliminarsí, eso sí no te lo discuto. un beso.
ResponderEliminarA mi me dio mucho asco, además no se veían muy animados, estaban así como si cualquier cosa, al menos él je.
ResponderEliminarBesos, ¿Tu no eres el dragón, Draco? jaja
¿yo el dragón de esa historia? ¡nooooo! ¡uy! mejor cambio de cuento: era más bien el príncipe quien luego de besar a la bella durmiente y llevársela a lo más alto del palacio para que disfrute del paso de las níveas nubes, del canto de los pajarillos, del ver pasar a los diferentes animales del campo, se acordó que la dama "no la había visto" en años y aprovechó para "ponerla al día" clavándosela como dios y los santos evangelios mandan. jajajajajaja. besos.
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