el renacimiento italiano fue, en muchos sentidos, una época muy tumultuosa.
el divorcio de lucrecia y giovanni sforza (páginas 172, 173 y 174)
fuera del acrecentamiento de sus rentas, el papa y césar siguen preocupándose por la grandeza de su familia. esperan grandes ventajas de un nuevo matrimonio de lucrecia. pero primero hace falta disolver su unión con giovanni de pesaro. se dedican a ello activamente. el asesinato del duque de gandía permite oportunamente, iniciar las negociaciones previas con la familia sforza: alejandro vi recibe al cardenal ascanio el 21 de junio, cinco días después del asesinato. le declara que no cree en culpabilidad alguna de su parte, y aprovecha la entrevista para rogarle que obtenga de giovanni sforza el consentimiento para la ruptura de su unión con lucrecia.
pero giovanni se niega a discutir. implora el apoyo del jefe de su familia, ludovico el moro. pero éste no quiere reñir con el papa: necesita su ayuda contra el rey carlos viii, porque teme que, en ocasión de una nueva invasión de los franceses a italia, se vea privado de su ducado en beneficio de luis de orléans. por lo tanto, con el pretexto de ayudar al conde pesaro, le pide que demuestre la falsedad de la afirmación hecha por roma para deshacer la unión: la impotencia del esposo y la no consumación del matrimonio. le propone que vaya a buscar a lucrecia a nepi, propiedad del cardenal ascanio, y que se acueste con ella bajo control de los borgia y los sforza. herido por esa sugestión maligna, giovanni la rechaza: teme fracasar en una prueba pública, que a causa de su nerviosidad, podría resultar fallida. ludovico el moro propone entonces que la prueba de virilidad se ofrezca en milán, con otra dama, esta vez en presencia del cardenal juan borgia: giovanni se niega nuevamente. hace notar que ya demostró su capacidad: nadie ignora que su primera esposa, magdalena de gonzaga murió durante un parto. por lo demás, los gonzaga le mantienen su estima.al enterarse de las presiones que se ejercen sobre él, le ofrecen la mano de una princesa de su casa, si su desdichado "matrimonio papal" debe ser roto.
perdida su ilusión de recibir ayuda de sus parientes de milán, giovanni regresa a pesaro. no sólo insiste en afirmar que su matrimonio ha sido consumado, sino que se defiende de las afirmaciones llegadas de roma mediante su propio ataque: si el papa quiere romper el matrimonio de su hija, es porque desea tenerla sólo para sí. ya en milán el conde de pesaro había formulado ante ludovico el moro esa enorme acusación de incesto. pareció inverosímil, cuenta habida de la enorme cantidad de amantes de las cuales el papa podía disponer en cualquier momento. pero es posible que giovanni no lo haya inventado todo. puede ser que haya sorprendido, durante su estada en roma, demostraciones de ternura, cuando menos fuera de lugar, de parte del pontífice para con lucrecia, y otras prodigadas por los hermanos de la joven. al recordar todo eso, en su cólera, lo utiliza para herir a los borgia en la misma medida en que lo han afectado a él.
en lugar de ofuscarse con semejante acusación, alejandro vi escribe cartas llenas de atención a su yerno fugitivo. le ofrece el medio de romper su vínculo matrimonial sin deshonor: giovanni sólo deberá invocar una deficiencia física momentánea, provocada por un maleficio. luego le propone hacer pesar el hecho de que su matrimonio no era válido, dado que lucrecia ya estaba comprometida con gaspare d'aversa. harto de reñir, giovanni acepta que ese argumento sea examinado por los miembros de la comisión nombrada para instruir el proceso de divorcio: el cardenal san giorgio, el cardenal pallavicini y el auditor del tribunal de la rota, felino sandeo. pero san giorgio, canonista despierto, declara que no se puede encontrar un impedimento lícito en los esponsales anteriores, ya que éstos habían sido rotos. por lo tanto, es preciso atenerse al único argumento válido para disolver el matrimonio: la no consumación. el papa está furioso: se vuelve al punto de partida del proceso, cuando en nápoles ya se prepara el nuevo casamiento de lucrecia. para hacer cesar la resistencia de giovanni sforza, alejandro se compromete a dejar a su entera disposición la importante dote de su hija. ludovico el moro intima a su primo a obedecer: si no acepta lo que le pide el papa, le retirará su protección. esta vez giovanni se ve obligado a ceder. el 18 de noviembre, en pesaro, firma, en presencia de numerosos testigos, el testimonio de su carencia marital y envía a ascanio sforza, a roma, los poderes necesarios para obtener la anulación de su unión.
la intriga amorosa de perotto (páginas 174, 175 y 176)
lucrecia esperaba la conclusión de su divorcio aburriéndose detrás de los muros del convento de san sisto. durante un tiempo, en el momento en que, después del asesinato de juan, el papa pareció convertirse a una vida de penitencia, había dejado de enviar a su hija los mensajes afectuosos que tenía el hábito de remitirle. pero cuando reanudó su antiguo tren de vida, volvió a interesarse de cerca por todo lo que se relacionaba con lucrecia. las tratativas en curso con giovanni sforza exigían constantes comunicaciones con el convento de san sisto. un joven camarero español, en quien alejandro depositaba toda su confianza, pedro caldés -o calderón-, también apodado perotto, servía de mensajero entre lucrecia y su padre. su llegada casi cotidiana le granjeó rápidamente la amistad confiada de la joven, quien a los diecisiete años sufría por verse privada de compañía masculina: esa amistosa relación entre dos jóvenes desembocaría en un drama que pudo ser reconstruido con grandes visos de verosimilitud.
en los jardines floridos y los aposentos de honor del convento, lucrecia se encuentra más libre de lo que jamás lo ha estado. puede seguir a su antojo, lejos de la pesada tutela de su padre, los impulsos de la naturaleza, alegre y voluptuosa como la de todos los borgia. el joven perotto aprovecha la ocasión. gracias a su encanto, sabe hacer olvidar a lucrecia la peligrosa situación en que se encuentra: no es otra cosa que un rehén mantenido en reserva, y destinado a servir a las ambiciones de la familia. perotto convence a la joven de que aproveche su libertad transitoria. por desgracia, los dos jóvenes son imprudentes. lucrecia queda encinta. logra disimular su estado gracias a la amplitud de sus ropas: cuenta con la ayuda de su doncella pentasilea, una joven puesta a su lado por el papa, de quien fue, según se cree, una de las amantes. pero una temible prueba la espera en el sexto mes del embarazo: el 22 de diciembre de 1497 debe participar en la ceremonia de anulación de su matrimonio con el conde de pesaro.
ese día el vaticano es invadido por una multitud de curiosos. embajadores y prelados observan con intensa avidez a la hija de alejandro vi, quien comparece ante los jueces canónicos para asistir a la conclusión del proceso. se le da lectura de la sentencia que la declara "intacta", es decir, virgen, haciendo fe del testimonio de giovanni sforza, que ella misma ha confirmado. lucrecia sonríe y agradece en latín, lo cual provoca la admiración de todos. stefano taverno, el orador milanés, encuentra que se expresa "con tal elegancia y tal suavidad, que si hubiese sido un tulio -cicerón- no habría podido expresarse con más delicadeza y gracias". es posible que el texto le fuese dictado por su hermano césar, quien a partir de entonces toma en sus manos el destino de su hermana.
apenas pronunciado el divorcio, los pretendientes se dan a conocer. son francesco orsini, duque de gravina, ansioso de acercar su clan al de los borgia; ottaviano riario, descendiente del papa sixto iv y también de los sforza por su madre, caterina, duquesa de forlì; antonello san severino, hijo del príncipe de salerno, barón napolitano partidario del rey de francia.
la unión de lucrecia con un napolitano es más útil que ninguna otra para el cardenal de valencia: sus miras puestas en el reino de nápoles no son un secreto para nadie. se sabe que quiere renunciar al cardenalato y desposar a una princesa napolitana. se trata de que se case en segundas nupcias con sancha de aragón, a quien jofré abandonaría a cambio del capelo cardenalicio: pero sancha es una bastarda, y sin duda la preferencia de césar se orienta ya hacia la hija legítima de federico, carlotta, educada en francia, en la corte de la reina ana de bretaña. lucrecia podría facilitar el matrimonio de su hermano si tuviese por esposo a un príncipe de la corte napolitana. en sus viajes a nápoles, césar ha conocido y apreciado al hermano de sancha, alfonso de aragón. uno de los príncipes más bellos de su época, renombrado, por otra parte, por sus modales amables y su dulce carácter. lo elige para su hermana. las negociaciones marchan bien: el rey de nápoles propone otorgar a alfonso el título de duque de bisceglia, con una importante renta; lucrecia aportaría una dote de 40,000 ducados, más importante que la que hubo que dejar en manos de su ex esposo, y, como alojamiento, el palacio romano de santa maría in porticu.
pero durante las negociaciones, césar descubre el embarazo de su hermana y su aventura con perotto. es fácil imaginar su furor. el embajador de venecia, capello, relata la escena que se desarrolla entonces en el vaticano. un mes después de la anulación del matrimonio de lucrecia, césar corre hacia perotto, con la espada desenvainada, y lo persigue hasta el trono pontificio, que ocupa el papa. allí, bajo la mirada de su padre, quien envuelve a su camarero, para protegerlo, en los pliegues de su capa, el cardenal de valencia golpea salvajemente al joven español, con tanta fuerza, que "la sangre salta al rostro del papa". la herida no es mortal, pero perotto, encarcelado, no tiene tiempo de languidecer en su jergón. en la noche del 8 de febrero, escribe burckard, "cayó en el tíber contra su voluntad". seis días más tarde, el miércoles 14 de febrero, se saca su cadáver, al mismo tiempo, agrega el veneciano sanudo, que el de la doncella de lucrecia. pentasilea. estos asesinatos, inmediatamente atribuidos a césar por el rumor público, no pueden borrar el escándalo: la noticia del embarazo de lucrecia recorre todas las cortes italianas. cristoforo pogglio, secretario de bentivoglio, el tirano de bolonia, escribe el 2 de marzo de 1498, al marqués de mantua, para anunciarle que perotto ha sido encarcelado "por haber embarazado a la hija de su santidad, la señora lucrecia".
poco después, un despacho del 15 de marzo de 1498, emanado de un agente del duque de este, residente en venecia, la ciudad a la cual llegan todos los ecos del mundo, anuncia el nacimiento de un hijo natural de lucrecia. un aviso anónimo procedente de roma lo confirma a su vez: "se asegura que la hija del papa ha dado a luz." pero las noticias se filtran con dificultad fuera del palacio apostólico en el cual lucrecia ha encontrado refugio. la familia borgia la rodea, agrupada en torno de su jefe, y no deja traslucir emoción alguna. después del descubrimiento del cuerpo de perotto en el tíber, los cardenales borgia salen de roma, vestidos con trajes de caza a la francesa. van a pasar en ostia algunos días de descanso, del 21 al 24 de febrero. de tal modo, ofrecen el espectáculo de una calma perfecta, en modo alguno afectada por el ascenso de la violencia alentada por misteriosos arreglos de cuentas. el 18 de febrero se matan unos a otros en santa maría del minerva. como medida preventiva, el papa decide prohibir las mascaradas de carnaval, pues el anonimato de los disfraces favorece los asesinatos.
el incesto pontificio (páginas 177 y 178)
el misterio del "niño romano"
en el vaticano, y luego en el palacio de santa maría in porticu, conoce lucrecia, en secreto, los gozos de la maternidad. sólo se oiría hablar del misterioso recién nacido tres años más tarde, en ocasión de su legitimación por alejandro vi, el 1 de septiembre de 1501, antes que lucrecia partiese de roma a ferrara. fueron necesarias dos bulas para legitimar al niño y asegurarle rentas. en la primera, la única que se hizo pública, el papa legitimaba al niño llamado juan, el "niño romano", y reconocía que era el hijo césar y de una mujer no casada. el haber recurrido a césar permitía a alejandro, esquivar las leyes canónicas, que le prohibían reconocer a un bastardo nacido durante su pontificado. pero no aseguraba al pequeño juan el disfrute del ducado de nepi, que el papa le había dado. la segunda bula, destinada a permanecer en secreto, reconocía, pues, que el "niño romano" era en realidad el hijo del papa. el ducado que se le había otorgado se convertía, entonces, en una propiedad tan indiscutible como aquellas que beneficiaban por donación pontificia a césar, a la propia lucrecia y a su hijo legítimo, rodrigo, nacido más tarde, de su unión con el duque de bisceglie. por añadidura, ese reconocimiento debía impedir que césar, de quien alejandro desconfiaba, se apoderase de los dominios del niño. por cierto, cada una de las bulas enunciaba, bajo autoridad pontificia, una filiación totalmente falsa. pero era imposible legitimar a un bastardo de lucrecia. el papa, su hija y césar serían víctimas de ese lujo de precauciones. cuando se conocieron las dos bulas, se extrajo la conclusión de que el "niño romano" era, o bien el hijo de césar y lucrecia, o el hijo de lucrecia y el papa, aunque en ninguna parte existía indicio alguno de la maternidad de lucrecia.
a partir de ese momento, la acusación de incesto paternal lanzada por giovanni sforza volvió a adquirir vigor, y se le unió la de incesto fraterno.
el humanista sannazzaro redactó un terrible epigrama contra lucrecia, en forma de un epitafio latino:
hoc tumulo dormit lucretia nomine, sed re
thais, alexandri filia, sponsa, nurus.
"en esta tumba yace lucrecia,
a quien mejor sentaría el nombre de tais,
ya que fue la hija, la esposa
y la nuera de alejandro vi."
esta acusación de incesto cruzado, reproducida con voluptuosidad por los poetas y cronistas del renacimiento hostiles a los borgia, así como por los poetas románticos, sería retomada en el siglo xx por un escritor, giovanni portigliotti, ¡quien supuso que la joven había exigido que se establecieran dos bulas, porque ignoraba de quién de sus dos amantes, su padre o su hermano, era hijo su niño!
en cambio, ciertos historiadores se negarán a ver en lucrecia a la mulier soluta, la "mujer no casada" indicada en la bula como la madre del niño. harán notar que al recibir al joven juan borgia en la corte de ferrara, al mismo tiempo que a lucrecia, alfonso de este debía tratarlo como el hermano de su esposa, en verdad hijo del papa y de una mujer desconocida. pero este comportamiento sólo demostraba su prudencia y su voluntad de sacrificarse a las apariencias. la familia de ferrara estaba habituada a mezclar a hijos legítimos y bastardos, y a partir del momento en que un título pontificio atestiguaba el origen del "niño romano", las apariencias quedaban a salvo, y nada impedía que lucrecia tuviese a su hijo consigo, fingiendo que se trataba de su hermano.
el discreto nacimiento del "niño romano" no había frenado las negociaciones del papa y de césar con la corte de nápoles, con vistas a unir a lucrecia y el príncipe alfonso. el rey federico era tanto más partidario de ese matrimonio cuanto que, gracias a la ayuda pontificia, acababa de aplastar a sus enemigos, los barones de la familia san severino: el 13 de febrero había celebrado su victoria por medio de una entrada triunfal en su capital. el reforzamiento de la alianza del papa y los aragoneses de nápoles se imponía más que nunca. la política de alejandro vi apuntaba a imposibilitar una nueva invasión de los franceses a italia: esa era una de las razones por las cuales anhelaba obtener en florencia la eliminación de savoranola, quien era, en la república toscana, el más firme partidario del rey de francia.
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(nota de draco: por cálculos políticos del momento. se decide que lucrecia se case con el príncipe heredero del ducado de ferrara, alfonso d'este, un joven viudo de veinticuatro años, hijo de hércules i; así que tanto el vaticano como el ducado de ferrara se encuentran en plenos preparativos para la boda.)
diversiones licenciosas en el vaticano (páginas 236 y 237)
el 15 de septiembre (de 1501), dos enviados de ferrara, gerardo saraceni y ettore berlingeri, juristas y diplomáticos galoneados, se presentan en el vaticano para saludar a su futura duquesa: deben presentar un informe sobre ella al duque hércules. la hija del papa les parece fatigada. a menudo se hace representar en las audiencias por francesco borgia, cardenal de cosenza. la razón es sencilla: embriagada por la alegría de su futuro matrimonio, se pasa casi todas las noches bailando hasta la mañana, en compañía de su hermano césar, el nuevo duque de romaña. estas diversiones adquieren a veces la apariencia escabrosa de los cuentos eróticos de boccaccio.
el 31 de octubre de 1501, césar invita al papa y a lucrecia a sus aposentos del vaticano. hace ir a cincuenta de las más famosas cortesanas de roma. "después de comer, las damas galantes -escribe burckard- bailaron con los servidores y con otros que se encontraban allí. primero tenían sus vestidos. después se quedaron completamente desnudas. como ya se había terminado de comer, los candelabros encendidos que estaban sobre la mesa fueron depositados en el suelo, y se arrojó castañas, que las cortesanas recogieron arrastrándose por entre las velas. por último se realizó una exposición de capas de seda, zapatos, bonetes y otros objetos, que se prometió a quienes diesen a las cortesanas las muestras más numerosas de virilidad. los acoplamientos se realizaron públicamente en el salón. los asistentes, que hacían la función de árbitros, entregaron los premios a quienes fueron reconocidos como los vencedores." burckard disfruta narrando con complacencia esa velada especial, pero no la ha inventado: la invitación a las cortesanas y las danzas lascivas existieron, como lo reconocieron los historiadores del papado. la única impugnación a este relato podría referirse a la presencia efectiva de lucrecia y el papa hasta el final de la velada de la orgía. lucrecia no tenía interés en que la corte de ferrara, bien informada sobre sus actos y sus gestos, se enterase de que había asistido a esa escena escandalosa, cuando por lo común los representantes del duque hércules en el vaticano elogiaban a su amo la reserva, la piedad y la devoción de la hija del papa.
Más que el Vaticano parece la antigua Roma. Se nota que son sus descendientes. Un beso
ResponderEliminarroma la eterna... en muchos sentidos.
Eliminarun beso.
Los historiadores han demostrado que la dinastía de los borgia han sido muy indecentes bajo el incesto de entre todos ellos.
ResponderEliminarDe todos modos, la iglesia sí nos damos cuenta tanto que prohibía ella Solita ha sido un enjambre de lios amorosos entre padres, hijos y hermanos.
Desde luego no tiene desperdicio la vida de todos estos personajes que ya en aquella época se hacían bacanales e intrigas y asesinatos.
Un buen documento para releerlo tranquilamente. Muchas gracias DRACO.
Un besote.
lo que el libro también da a entender entre líneas es que césar borgia mandó a asesinar a su hermano juan de gandía no sólo porque lo consideraba un inepto para las cuestiones diplomáticas y militares que estaban bajo su responsabilidad, sino también porque los dos hermanos competían por los favores de su hermana lucrecia.
Eliminarel libro es muy interesante.
un beso.
A mi padre le encanta la historia de los Borgia y a pesar de todo su influencia y el poder como papas es innegable . Te mando un beso.
ResponderEliminarel papado al final de cuentas actúa como una monarquía absolutista y en el pasado no tenían ningún freno.
Eliminarun beso.